viernes, 1 de enero de 2010

ESCOBADA

 ESCOBADA

Drago había encontrado el pergamino arrugado y sin fechar en el arcón abandonado en el desván de la casa de su tía Irene, en Desmark, nombre de la ciudad cuando Europa carecía todavía de límites definidos. Tan pronto llegó a mis manos lo leí:

      “Durfina, la princesa, salió  de la casa con su escoba  dispuesta a ganar el concurso que cada año se celebra en nuestra ciudad. El año anterior quedó en segundo lugar y quería, ahora, superarse.

      Fueron alineadas según el orden en que quedaron en la final del anterior desafío. La expectación alcanzó su máximo cuando el conde bajó de la carroza, se dirigió al centro y dio la señal. La primera escobadera se adelantó y dio la primera escobada; surgieron murmullos de aprobación y enseguida el juez de la contienda, ayudado por dos de su equipo, midió con la cuerda de nudos el alcance de la escobada. ¡Veintisiete nudos! Realmente casi imposible de superar. Siguió la segunda y tercera escobada: veintitrés y veinte y cinco nudos. Una media superior a la ganadora del año anterior.   

      Era ahora el turno de Durfina. Con mucho aplomo se plantó en la línea  de salida y levantó con firmeza su escoba. Se hizo un silencio que se escuchó en toda la ciudad: Primera escobada, segunda y tercera: un total de noventa y dos nudos. El clamor que se levantó, se supo después, se oyó hasta en el pueblo vecino… ¡Qué clamor!

      Después de ese triunfo siguieron ocho más, en nuestra ciudad y otras. Durfina la princesa mantuvo el reinado de escobadera hasta que, invitada por los nobles catalanes, fue a concursar a Barcelona, Allí murió, víctima de la peste que cundió en esa ciudad, peste que se conoció después como la peste del  1589.”       

      Me comuniqué de inmediato con Drago para darle las gracias. Simultáneamente mandé la nota a la agencia en la que trabajo Ni decir tiene que el director me felicitó. Al día siguiente la noticia apareció en los periódicos y revistas de todo el mundo. ¡Qué pocas veces se dispone de noticias como ésa: moderna, concisa, enigmática, con mensaje, difícilmente comprensible; sin indicios de futbol, ni de política, ni de modas, ni de estrellas… Una noticia, una verdadera noticia; de las que prefiere y disfruta la inmensa mayoría de la gente actual.